Mi primer viaje a Europa: Edgar Barrios

Londres, una ciudad fría que transmite seguridad y sensación de bienestar, la expectativa y la realidad de algo increíble. Soñar y desear algo mejor es parte de nosotros, de crecer y esperar más de sí mismo.

Al pisar por primera vez el continente Europeo, llegué a la conclusión de que no viajamos para escapar de la vida, sino para que la vida no se nos escape. Y es cierto, al viajar nuestra perspectiva cambia, te das cuenta de que tu vida ya no es la misma, exploraste, conociste y te involucraste.

Es así como a mis 22 años comienzo la aventura, lejos de casa, sintiendo el frío Reino Unido, mirando por primera vez a sus habitantes, inquieto por conocer más de esa cultura que se caracteriza por sus sitios mágicos, legendarios y místicos de un país de primer mundo.

Después de hospedarme, tomar una ducha y estar listo para explorar nuevos lugares, llegué a las calles de Notting Hill, un barrio curioso y urbano, en donde pude apreciar sus calles adoquinadas, cafés y sofisticación.

El mundo en general cree que sólo las mujeres disfrutan del famoso “Shopping”, pero… ¿que no es la equidad de género la que nos permite disfrutar de actividades similares?, es por eso que al encontrarme en Oxford Street, corroboré mi teoría, situado en una de las calles comerciales más famosas del mundo, conté unas 200 tiendas, un paraíso para los amantes de las compras y gran concentración de hombres y mujeres de diversas razas.

Y bueno, después de un poco de comida rápida, conocí la National Portrait Gallery, curioso museo, famoso en todo el mundo, tiene cuadros, esculturas, caricaturas y dibujos de personajes famosos de la historia, mi favorita, la Edad Media.

Al día siguiente me di cuenta que ¡La palabra juventud no es sinónimo de ignorancia! pues conocí Trafalgar Square y ahora sé que esa plaza tiene demasiada historia, ya que fue construida para conmemorar la Batalla de Trafalgar en la que la armada británica venció a la armada francesa y española.

Tras viajar ochocientos mil novecientos veintisiete kilómetros en 128 horas, moría de ganas por conocer el Big Ben, el reloj de cuatro caras más grande del mundo, símbolo Londinense de tradición y realeza, además de llegar al London Eye, en este sitio pude disfrutar de la vista panorámica de Londres, maravillado de que la iluminación esté hecha con LED y es controlada de forma digital.

Por fin llegué al River Thames, el río más importante de este país, siendo su principal fuente de abastecimiento de agua, es impresionante verlo al anochecer, pues la comunidad comienza a encender las luces, una arquitectura diversa y formal. Recuerdo una luna enorme y redonda la que salía aquella noche, un paisaje que guardaré en mi memoria por siempre.

Minutos después llegó el momento en el que te sientes James Bond, ya que sobre éste río se encuentra el London Bridge un puente monumental y clásico literario de este país.

Estando en ese pequeño mundo tan sofisticado no podía faltar la palabra Cheers!, ya que llegamos al rascacielos The Shard, un lugar que te hace sentir en la cima, bebí de un excelente vino, pensando cuán lejos estaba de casa y lo perfecto que marchaba el viaje, un lugar grandioso para observar desde las alturas.

No podía faltar una parada por la Catedral de San Pablo, lo más interesante es que fue construida sobre ruinas de la antigua catedral medieval, su cúpula es inmensa, de acuerdo con los hechos que narra nuestra guía Alejandra Casas, es un monumento de identidad nacional de la población, ha sido escenario de importantes acontecimientos de la historia Británica que van desde Winston Churchill hasta la boda del príncipe Carlos con Lady Di.

Pasadas las 2 pm llegué a Piccadilly Circus una intersección con enormes pantallas de vídeo y sus carteles de neón que anuncian grandes marcas del mundo, todo un pequeño espectáculo en unos cuantos metros cuadrados.

Al cabo de una semana, era hora de regresar a México, me invadió la nostalgia y la alegría, conocí la otra parte del mundo, un país que me cautivó y sin duda alguna quiero regresar a fabricar más recuerdos memorables.

No olvidaré esas calles llenas de árboles, húmedas, misteriosas, frías, llenas de gente formal y amable, una Ciudad que ofrece diversión, historia, y grandes anécdotas para recordar toda una vida.

Gracias a Love Londres por hacer mi sueño realidad!

Edgar Barrios. Mexico City.

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